Hay dos tipos de muertes, la propia y la ajena. ¿Cuál es peor? Las dos, claro. Pero la ajena la sufres más, es decir, esa persona especial, con la que has compartido esos momentos, se va, y mil preguntas llegan a tu cabeza y lo peor es cuándo, por desgracia, puedes decir: no pude despedirme.
En cambio, la propia, para ti, al fin y al cabo no es tanto sufrimiento, ya que, por lo que yo creo, se te va una vida para ir a otra. Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, y quizá, no le gustaba verte en esa vida y prefirió acoplarte en otra. Lo peor: que no te acuerdas de la vida anterior. Tus recuerdos se desvanecen y tu mente se queda totalmente en blanco para llenarla de nuevos recuerdos.
Es díficil imaginarse la muerte y hablar libremente de ella. Yo sólo, queria compartir esto con vosotros.
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