Sus arrugas desvelaban el secreto de la vejez, su pelo, escaso y canoso, dejaba a la vista una persona con experiencia sobre la vida. Su cuerpo era débil y su cara un tipo de cuadro antiguo, bello, hermoso. Cuando hablaba sabia lo que decia, pensaba antes de decir nada y sus ojos reflejaban la ilusión del saber y el miedo. Él estaba tumbado y apenas se movía, cables, tubos y más cables rodeaban su cintura, su cuerpo entero, él lo sabia, pero realmente no quería creerlo. Entonces, todos lloraban, lloraban sin parar y pasaban los años y lo recordaban con ternura y lágrimas en los ojos...
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