Supongo que ya sabrás que todo ha acabado, que ni quiero ser la niña de tus ojos, ni la princesa de tus sueños; que ni si quiera quiero ser la amiga que te ayude en los momentos difíciles, porque te lo he dado todo, te he ofrecido mi vida y tú, desagraceidamente, la has rechazado, y como tú bien dijiste una vez, no voy a arrastrarme. Recuerdo un día en el que tu mejor amiga me dijo que no valias la pena.
Se acabó, fin, finitto.
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