-¡Sal de mi habitación idiota! Espera que me arregle.
-No. ¿Quieres hacer el favor de quitarte el pelo de la cara?
-Acabo de levantarme, tengo unas pintas horribles y no quiero que me veas, ¿tan difícil es de entender?
-Eres tu la que no entiende que no me importa lo despeinada que estés o la cara que creas tener. Te quiero, hasta cuando dices estas tonterías.
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