Te diré lo que, inexplicablemente, adoraba de ti: adoraba la forma en la que te quitabas la camisa después de un duro día de trabajo, incluso me gustaba verla en la silla del comedor. Me gustaba ver tu cepillo de dientes en mi baño, me recordaba que eramos una pareja. Ah, también me gustaba lo mal que cocinabas, otra no te lo habría dicho, pero yo lo hice, pensé que así, tal vez, no lo volverias a hacer. Adoraba tantas cosas de ti...
Pero, tambien odiaba otras tantas, como: decirte te quiero y no obtener respuesta, ver como te marchabas a viajes de trabajo, tus puros...sabias que los odiaba y aun asi, al despertar, mis sábanas apestaban a puro, pero no decía nada porque eras tú el que los fumaba y eso...me encantaba.
Y es que, dejé tantas cosas por ti... deje el tabaco y el alcohol, me olvidé de los placeres de la vida y me pasé a la lechuga. Dedicaba mi tiempo y mi vida a ti y tú seguías sin verme. Olvidé lo que era una coca-cola, porque tú preferias la pepsi, incluso empecé a llevar tacones porque odiaba que me llamaras enana.
¿Qué dejaste tú por mi? Absolutamente nada.
¿Quieres saber por qué hablo en pasado? Porque aquello acabó, ahora soy la misma de antes, bebo coca-cola zero, fumo Lucky, adoro el vodka y no sé cuando fue la última vez que me comí una ensalada. Es más, creo que ya no recuerdo ni tu nombre... Ahora soy feliz.
Siempre tuya, siempre mio, siempre nuestros.
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