Él era la última esperanza de vida que me quedaba, pero cada día que pasaba se me hacía un mundo y juro que era lo más insoportable que existía.
Recuerdo cuando paseábamos juntos por las calles de londres, y nos besábamos en cada farola, recuerdo cada mirada, cada caricia, cada detalle...Era curioso lo que sentía mi ser.
Ahora solo puedo decir que le quiero con toda mi alma, y que siempre lo haré, porque lo que hubo fue precioso y nunca es tarde.
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