Cuando tienes un sueño, una ilusión. Cuando sientes el irremediable deseo de hacer que algo se cumpla. Cuando necesitar ver a alguien, a tu ídolo, o a cualquier persona, simplemente para sobrevivir en este mundo de hipocresía. Cuando escuchas a ese grupo o cantante que te hace tocar el cielo y sobrepasar el éxtasis; en ese momento, tu cabeza descansa, tu mente no va más allá de esa melodía, esa voz... Tus pelos se erizan hasta el punto de no ver el fin. Tu piel se pone, como algunos dicen, de gallina y tu boca dibuja una sonrisa o tus ojos unas lágrimas...tal vez de alegría.
Es entonces cuando recuerdas los momentos vividos y piensas en los que te quedan por vivir; piensas en esos sueños que has de cumplir, por el simple echo de sentirte bien.
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