martes, 20 de noviembre de 2012

Porque vidas, solo hay una.

Sonó la alarma y se despertó bruscamente. Dio un salto, la apagó y se sentó en la cama. Y cuando estuvo lo suficientemente despierta como para poder pensar, se dijo a sí misma: "hoy es mi día". Hoy era el día en el que todas las tristezas y los miedos iban a quedarse a un lado para dejar pasar las alegrías y las emociones. Era el día de saltar, bailar y reir hasta que las lágrimas asomen por sus ojos.
Hoy  es el día en el que nadie podrá ver una mueca de tristeza, un resoplo de molestia... Solo sonrisas verdaderas, ojos que brillan de la emoción y ganas, muchas ganas de vivir. 

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