viernes, 18 de noviembre de 2011

Cómo cucarachas, ni un desastre nuclear podría con nosotros.


"Los ojos disfrazados de negro en el autobús por las mañanas, aplacando las ganas contra la barra metálica, fluyendo por los nervios de esa ciudad lluviosa. Primeriza en ser feliz, falta de costumbre. Él, don cómo-se-puede-querer-tanto-a-alguien, los siete días a la semana. Sonriendo a través de la ventana cuando espera a la salida. Y el olvido de toda explicación cuando se muda el estado de ánimo y se siente cómo es besarse por las esquinas..."

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